Química del confort

Un descubrimiento con gran potencial

El descubrimiento fue accidental. A las puertas de la II Guerra Mundial y ante una enorme escasez de materiales de caucho que se hacía sentir en Europa, el químico alemán Otto Bayer, de solo 35 años, buscaba un método más eficiente para la producción de caucho, usando menos subproductos, pero terminó descubriendo algo más grande: el poliuretano.

El poliuretano es un polímero orgánico con una textura muy parecida a una esponja o espuma. Debido a su versatilidad (rígida o flexible) y gracias a sus propiedades térmicas y acústicas, en la actualidad, se usa universalmente tanto en el sector de la construcción como en la industria automotriz o en la del calzado.

Cabe destacar que los primeros experimentos de Otto Bayer en esta área no impresionaron a sus supervisores del entonces laboratorio IG Farben, en Leverkusen, Alemania. Consideraban irrealista la idea básica de mezclar pequeños volúmenes de sustancias químicas para obtener materiales de espuma seca. Sin embargo, el científico continuó su investigación e insistió en la estrategia de síntesis a partir de dos sustancias químicas, un isocianato (un tipo de compuesto orgánico) y un poliol (un tipo de alcohol).

Tras varios intentos fallidos, el científico finalmente logró desarrollar el famoso poliuretano y cambiar radicalmente el panorama de la industria química. Las primeras aplicaciones de este producto fueron en los revestimientos de los aviones de la II Guerra Mundial.

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Invisible y versátil

Aunque es prácticamente invisible a nuestros ojos, este compuesto químico está presente en nuestra vida cotidiana y es el responsable de gran parte de nuestro confort. En casa, por ejemplo, la regulación de la temperatura se realiza a través de la espuma de poliuretano rígida que se encuentra dentro de las paredes de mampostería. La espuma flexible está presente dentro de la tapicería doméstica, en sofás, sillones, cojines, almohadas y colchones.

En la industria automotriz, se encuentra en el volante de los coches, en el revestimiento del techo, en los asientos, en los paneles y en los reposacabezas. El poliuretano también tiene muchas aplicaciones en la industria del calzado, ya que proporciona una gran flexibilidad para caminar cómodamente.

Gracias a sus propiedades acústicas y térmicas, el uso de la espuma de poliuretano tiene una matriz sostenible, ya que al promoverse la eficiencia energética y el confort térmico, también se reducen las emisiones de CO2.

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La anilina

La anilina es una materia prima fundamental en la industria química. Se usa en la fabricación de productos químicos agrícolas, como los herbicidas, los fungicidas y los insecticidas, pero también en pinturas sintéticas, en explosivos y en el famoso Metileno Difenil Diisocianato (MDI).

El MDI es la base que sustenta la producción de la espuma rígida de poliuretano utilizada principalmente para el aislamiento de edificios y sistemas de refrigeración y que es responsable del confort de nuestras casas. Desde los años 80, el MDI ha sido la fuerza motriz del crecimiento de la producción de anilina.

La anilina, también conocida como aminobenceno o fenilamina, es una sustancia de la familia de las aminas, compuestos importantes para la fabricación de colorantes. La anilina, cuya fórmula molecular es C6H5NH2, se obtuvo por primera vez en 1826, a partir de la destilación seca del colorante vegetal índigo por parte del químico alemán Otto Unverdorben.

En condiciones normales de temperatura y presión, es un líquido oleoso, incoloro y con un olor agradable. Se utiliza ampliamente en la producción de cauchos e insecticidas; además, se utiliza, aunque un poco menos, como materia prima para la producción de colorantes. En Bondalti, la anilina, que se obtiene por hidrogenación del nitrobenceno y en presencia de un catalizador, se suministra a granel o envasada en bidones.

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