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"La descarbonización de la industria y el futuro de Europa", por João de Mello

Artículo de opinión de João de Mello, presidente de Bondalti, titulado «La descarbonización de la industria y el futuro de Europa», publicado en la edición del 24 de enero de 2025 del periódico portugués "Expresso".

Este año que acaba de comenzar ofrece grandes oportunidades para que Europa se reafirme en el mundo. El contexto lo impone. El viejo orden mundial es frágil, la nueva administración norteamericana podría traer cambios, el multilateralismo tal y como lo conocíamos será diferente.

Además, la cadena de valor de la transición energética ha sido captada por la fuerte influencia china, mientras que los elevados precios de la energía presionan la competitividad europea ante la incertidumbre política en Francia y Alemania.

Para que Europa desarme este chaleco de fuerza, será necesaria la cooperación de la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, así como la de los Estados miembros. Serán indispensables políticas que promuevan la economía, para atraer inversiones para reindustrializar el espacio europeo, y que garanticen su sostenibilidad a largo plazo, con inversiones transformadoras en línea con la transición energética, uno de los ejes estratégicos identificados por Mario Draghi para impulsar la competitividad europea.

En este contexto, las industrias intensivas en energía (IIE) serán vitales para alcanzar los objetivos de descarbonización que, como señaló Draghi, son más ambiciosos que en EE. UU. y China. En 2024, más de mil entidades y empresas europeas de 25 sectores de actividad, incluidas aquellas industrias que emplean a 7,8 millones de europeos y generan 549.000 millones de euros de valor añadido, firmaron la Declaración de Amberes. En esta Declaración, ante las presiones exógenas y los elevados costes de producción, incluidos los energéticos, las multinacionales y pymes europeas y entidades como el Cefic, el Consejo Europeo de la Industria Química, advirtieron de la necesidad de que Europa garantice su independencia y de la urgencia de implementar un nuevo Pacto Industrial que complemente el Pacto Verde que, según la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, se presentará en los primeros 100 días de su mandato.

Me atrevo a decir que la nueva política industrial, si realmente se decide e implementa, tendrá una importancia histórica.

No hay transición energética si no se descarbonizan las industrias intensivas en energía (IIE). Para la descarbonización de las cuatro mayores industrias intensivas en energía (IIE), el informe Draghi prevé que habrá que invertir 500.000 millones de euros de aquí a 2040. Dicho informe recomienda que la descarbonización de estas industrias sea apoyada con financiación entre la UE y los Estados miembros. Para disponer de recursos financieros suficientes, propone, entre otros instrumentos, el aumento de la transferencia de ingresos del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE a las industrias intensivas en energía (IIE), canalizando recursos para la innovación y para el refuerzo de las recalificaciones necesarias para la descarbonización.

La industria química no puede quedarse atrás porque produce para otras industrias y es en sí misma un catalizador de la transición energética. En Portugal, es determinante para la actividad económica: 1.600 millones de euros de valor añadido, representa el 12 % de las exportaciones y da empleo a 52.000 personas.

Empecé 2025 con un relativo optimismo por lo que ocurrió a finales de 2024: la CE ha logrado el acuerdo político para la asociación con los países del Mercosur. Una vez ratificada, esta asociación creará una zona de libre comercio de unos 800 millones de personas, dando acceso a Europa a importantes materiales críticos y esenciales para la transición energética y para las actividades que la sustentan, como la producción de baterías, paneles fotovoltaicos o superconductores. En lo que respecta a Portugal, me complace el anuncio de la revisión del estatuto del cliente electrointensivo, que lo hace más competitivo y ajustado a las normas europeas de ayudas estatales, así como la revisión del PNEC 2030, que ha establecido ambiciosas metas de descarbonización.

El camino hacia una economía europea neutra en carbono para 2050, con objetivos intermedios en 2030 y 2040, solo se allanará con industrias productivas que promuevan su propia descarbonización y ayuden a cumplir las métricas y la estrategia de Europa como un todo. Aunque ya se han dado pasos importantes, creo que es obligatorio crear una nueva política industrial europea, más rápida en sus procesos de regulación y menos burocrática, que, en colaboración con los Estados miembros, podría marcar el futuro de Europa. No hay muchas salidas: o se tiene el valor de seguir el camino correcto, o tendremos que vivir con las consecuencias inexorables del declive.

João de Mello, presidente de Bondalti, firmante de la declaración de Amberes